lunes, 20 de diciembre de 2010

Con los dientes apretados

Los cuerpos de los atletas son entrenados para realizar actividades a un alto nivel de competencia. Entre los aspectos más destacados, se estudia y revisa su fuerza muscular, coordinación neuromuscular, resistencia cardiorrespiratoria y velocidad de reacción. Sin embargo, se hace poco hincapié en un tema tan importante como es la salud dental.
En este caso, se debe evaluar el estado inicial de las piezas dentarias y encías, solucionar los problemas que presenten, realizar controles periódicos y, por sobre todas las cosas, fomentar la educación sobre el cuidado e higiene de la boca. Es por eso, que los cuerpos médicos de los clubes más importantes del mundo le hicieron un guiño a este fenómeno y comenzaron a prestarle mayor atención a las boquitas de sus estrellas, poniendo énfasis en el aspecto odontológico para llegar a un óptimo rendimiento.
          Es que dientes y mandíbulas van de la mano con el desempeño de los deportistas mucho más de lo que se cree. En los partidos, muchos jugadores terminan con piezas dentales flojas debido a la fuerza desmedida de la mandíbula como resultado de la presión y la tensión de la alta competencia.
          La falta de control conlleva varias consecuencias como las infecciones, que provocan dolor y varios inconvenientes colaterales como el cansancio muscular, dificultades respiratorias y baja performance.
          Por otra parte, la alimentación es fundamental, ya que son los alimentos los que aportan la energía necesaria para el trabajo muscular a partir de los hidratos de carbono y las grasas. Dan al cuerpo las sustancias para mantener los huesos, músculos y tendones, sanos y fuertes, a través de las proteínas y vitaminas incorporadas en los mismos. En relación, si la boca presenta lesiones se mastica incorrectamente, la comida no es digerida como corresponde y, de esta manera, el organismo no aprovecha los nutrientes.
          A su vez, si el deportista siente dolor en sus dientes, surgen molestias de oído, jaquecas y neuralgias, justamente, porque se genera un esfuerzo en la boca superior a lo debido. En efecto, los músculos se contracturan y algunos jugadores optan por tomar un miorrelajante, lo que es contraproducente, ya que se trata de una droga que puede aparecer en los controles. Lo que viene es sabido: el jugador se aleja de su plan de entrenamiento y no puede participar de las competencias programadas.

          “¡Salgan a la cancha con lo dientes apretados!”, pregona una de los tantos axiomas del deporte. Y la analogía es válida. Lo cierto, es que una boca en perfectas condiciones permitirá al deportista nutrirse correctamente y realizar una eficaz digestión, aprovechando todas las sustancias para llegar a un alto rendimiento en sus actividades.                           

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